jueves, 8 de diciembre de 2011

PREGON DE NAVIDAD 2011

PREGÓN NAVIDAD
 DE
LAS PALMAS
 2011


(Casa de Colón, de Las Palmas de Gran Canaria,
Miércoles 7 de Diciembre)





Antonio Cruz Domínguez
Periodista
eHijo Predilecto de Gran Canaria
 
 



Señoras y Señores
Es para mi un honor, que al mismo tiempo me produce enorme satisfacción y alegría, hablar desde la tribuna de esta ilustre y venerada Casa de Colón, institución cultural situada en el corazón del barrio histórico de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria, centro público adscrito a la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria, e inaugurado en el año 1951 –por lo que estamos en el sexuagésimo aniversario de  su vida- cuyo ámbito se centra en el estudio, investigación y difusión de la historia de Canarias y de sus relaciones con América, y en cursos, seminarios, exposiciones, proyecciones, conciertos, conferencias, y, en el caso de hoy, en vocentro del pregón de la Navidad de Las Palmas de Gran Canaria, cuya responsabilidad recae en mi modesta persona tras ser invitado por la Asociación  de Belenistas Canarios San Juan de Dios.
Agradezco a su Presidente –don Vicente Antonio Díaz Melián- la invitación a tener este pregón, y también sus gentiles palabras de bienvenida y aprecio con las que me ha acogido.
 Muchas ciudades del Norte, Centro y Sur de Europa, como de las América del Norte y Sur se engalanan estos días de luces, estrellitas, abetos… Nos significan que hace más de dos mil años comenzó a contarse la historia nueva del mundo

Festejamos la Navidad y tratamos de representar su sentido; pero, sobre todo en las últimas décadas, a través de símbolos que la tergiversan. Comienza ya la temporada de regalos y compras. Ese momento del año en el que, en ocasiones, prima la belleza sobre la funcionalidad, el exterior sobre el interior (en todos los aspectos), el gasto sobre el detalle

Que conste, y lo digo con todos los respetos, que nada me preocupa la presencia y persistencia de Papá Noel, Santa Claus y demás competidores de los Reyes Magos, porque los Reyes siempre serán los Reyes mientras los ayuntamientos sigan permitiendo la celebración de cabalgatas –y en el caso concreto de Las Palmas de Gran Canaria la  Casa de Galicia mantenga su organización-. Pero muy pocas personas ponen en duda –además con preocupación- que la Navidad año a año se desvía cada vez más de su origen primigenio. Incluso algunos «christmas» se limitan a un «Felices fiestas», omitiendo «de Navidad»… Contemplamos que los exteriores, e interiores, de los Grandes Almacenes han llegado a vestir la Navidad  de Harry Potter… Hay otras tiendas que, por falta de atención a los símbolos y valores comunes, han ido más lejos aún. Abundan escaparates o rincones llenos de cartas de los niños a Papa Noel, precisamente en unas tierras como las nuestras que nunca fueron visitadas por Papá Noel ni tuvieron noticias de Santa Claus, y sin embargo no aparecen –o lo hacen en apariencia- cartas a los Reyes Magos, a los que desde siempre escribieron nuestros abuelos, nuestros padres y madres, nosotros mismos y después nuestros hijos y nietos…… Los Reyes Magos son la referencia unívoca de la Navidad en todas las ciudades (Madrid, Barcelona, París, Oslo, Buenos Aires, o en las Islas Canarias) Si los nórdicos no colocan belenes, es problema suyo, y no seremos nosotros quienes maltratemos su tradición criticándolos. Pero es que, aún respetándola, Santa Klaus no deja de ser un remedo, una imitación; como Papa Noel es una invención ajena a la tradición y a la realidad navideña, desde luego muy distinta de la nuestra

La Navidad tradicional, la de los primeros cristianos que recibían con alborozo la buena nueva, es decir, la llegada de un ser prodigioso por tierras de Judea, en una aldea llamada Belén, asombró a los artistas de todas las épocas. La imaginación y la técnica de cada uno, unido a su espíritu más o menos religioso, pero fieles a la interpretación de un misterio  profetizado por Isaías y confirmado por Juan Bautista en el río Jordán, hicieron de este momento crucial sus más grandes trabajos, las mejores obras de arte esparcidas por conventos, monasterios, iglesias, catedrales y museos del mundo. El nacimiento del redentor en una cueva, donde solamente había paja para una vaca y un buey, fue el sitio escogido por el que sería Rey de Reyes, y adorado por los humildes pastores y los reyes magos del Oriente. Temas humanos y divinos para los maestros de las Artes de todos los tiempos.

Navidad significa venida, llegada después de un compás de espera, que la iglesia llama Adviento, etapa litúrgica que estamos viviendo… «Nos han quitado el Adviento. Ya es Navidad para el mundo comercial», acaba de lamentar el obispo de Ciudad Real, monseñor Antonio Algora. «La fiebre de las fiestas anticipadas y las posibles ventas que provoca la palabra Navidad han borrado del mapa social este tiempo de gracia que, para los católicos, es el Adviento», critica el prelado, quien recuerda que estas cuatro semanas prenavideñas son «para llevar a cabo un programa en el que abunde la oración, la penitencia y el compromiso caritativo y social».
Adviento es sinónimo de espera, Navidad lo es de esperanza. Toda la Iglesia dirige su mirada a Aquel que viene. Abrimos los ojos para descubrirlo en la comunidad y en los pobres; en la celebración y en la vida; en los sacramentos y en nuestros ambientes. Él nos sigue visitando. Un año más, "Salimos a su encuentro", lo sabemos, lo sentimos y lo celebramos.
De aquí que Navidad sea el verdadero encuentro con la familia y la amistad, con derroche de afecto y amor. Porque Navidad es un renacer de la humanidad con buenos deseos de comprensión, de perdón, de hacer votos fervientes por todo lo que signifique paz, amor, fraternidad, prosperidad, hermandad… Queremos que lo que tenemos dentro del corazón, los propósitos se cumplan todos y cada uno… La Navidad no es un árbol adornado con luces multicolores y regalos y nosotros ser o mostrarnos mejores esos días y hasta abrazarte con los demás. ¡No!. La Navidad, la verdadera venida de Cristo a la Tierra, hace más de 20 siglos en Belén de Judá, profetizada por sabios y reyes es mucho más. Es llegar a las fibras más sensibles de la persona humana.
El belén, también llamado nacimiento, pesebre, portal o pasitos en los diferentes países y regiones de habla hispana, es la representación plástica del nacimiento de Jesucristo, que se suele exponer durante la Navidad en hogares, iglesias y muchos centros públicos, como escuelas, organismos oficiales, comercios, etc. La construcción y exhibición de belenes forma parte de la liturgia navideña en muchas partes del mundo, especialmente en la tradición católica. La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo fue en la Nochebuena de 1223 –se cumplen ahora 788 años- realizado por San Francisco de Asís, en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia). La escena del nacimiento de Cristo no fue representada con figuritas y miniaturas de objetos cotidianos, como hacemos actualmente, ni con personas, aunque para la ocasión San Francisco sí utilizó animales. Se celebró la misa nocturna acompañada de una representación simbólica de la escena del nacimiento, mediante un pesebre (sin niño) con el buey y la mula, basándose en la tradición cristiana y los Evangelios apócrifos, así como en la lectura de Isaías: "Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne" (Is. 1,3). Estos animales ya aparecen en el pesebre del siglo IV, descubierto en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma, en el último tercio del S- XIX. El montaje de los belenes por Navidad se consolidó como tradición en el S. XIV en la península itálica y fue pasando al resto de Europa, en un principio como práctica eclesiástica, posteriormente aristocrática y finalmente popular. Sucedió de esta forma en España, ya que cuando a mediados del siglo XVIII el rey Carlos VII de Nápoles pasó a ser rey de España, promovió la difusión de los nacimientos entre la aristocracia española, llegando posteriormente a la práctica popular en la toda España y en América.
Hasta que en el siglo XIX apareció el arte  del belenismo, que en general se practica a través de Asociaciones Belenistas

La Navidad en Canarias siempre ha ocupado una parte muy importante en sus fiestas y tradiciones. Todos los pueblos, hasta los más pequeños, conmemoran el Nacimiento de Jesús. Misas de la luz, coros de villancicos, rancho de ánimas, misa del gallo de arraigo popular (aunque cada vez se adelanta más en su horario…). Para entender, conocer y vivir a través del pensamiento la Navidad en nuestra isla de Gran Canaria es de obligada y aconsejada consulta el libro de don José Miguel Alzola La Navidad en Gran Canaria”, obra editada por El Museo Canario en 1982 y que yo aconsejaría sirviera de tradicional y obligado regalo por estas fechas a niños y jóvenes de nuestra Isla… Particularmente puedo afirmar que, hasta el momento, es lo más completo que sobre estas solemnidades navideñas se ha escrito y publicado (sin olvidar tampoco a otros cronistas y periodistas que nos han dejado documentadas referencias sobre el particular en publicaciones y crónicas de antaño)

Hasta la década de los años 50 y comienzos de los 60, en cada casa canaria había un nacimiento; se hacía el Nacimiento. De mayor o menor valor artístico, pero todos coincidían en la “cueva” con el misterio, San José, la Virgen, el Niño, la vaca y el buey, los Reyes Magos en sus camellos, el molino junto al estanque, el río de platina de chocolate, las casitas de corcho o de cartón, la adoración de los pastores, con el ángel en lo alto de la cueva que anunciaba “Gloria a Dios en la Tierra”.

El “nacimiento” dio rienda suelta a los artistas, que los hubo abundantes y de extraordinaria categoría en Gran Canaria... De las iglesias pasó a los hogares, y hubo tiempo en que en todos o en casi todos los hogares cristianos se levantaban esos pequeños y admirables monumentos de la fe y de la piedad que llamamos Nacimientos o Belenes. Ante ellos se reunía la familia y cantaban villancicos y comentaban y admiraban la sublime escena del Portal de Belén.

Los había de auténtica solera en los que se trabajaba desde mucho antes del Adviento, incluso desde finales de primavera o iniciado el verano… como el de don José Rodríguez Iglesias, en su domicilio, frente al Cuartel de San Francisco. Es, sin duda, el mejor. Don José Rodríguez fue el primero que comenzó a utilizar el corcho como motivo ornamental de ríos, valles y montañas (le ayudaba su esposa y el electricista don Antonio Cabrera Iglesias). En un principio el Belén lo hacía en el que fue su primer domicilio, en la calle Sor Brígida, hasta que pasó a General Bravo, del que se tienen noticias que se estuvo realizando y exhibiendo hasta el año 1942. Ocupaba toda una amplia habitación y ofrecía una armoniosa perspectiva, variedad de escenas pastoriles, con un fondo admirable del Portal en el que aparecía como un trozo de la gloria celestial. Tenía escenas muy bien logradas, como la de la aparición del Ángel a los pastores y las que se refieren a la vida pagana, digámoslo así, de aquellos días en los alrededores de Belén. Exento de anacronismos, refleja la dirección de personas de tan buen gusto como el señor Iglesias y el señor Monzón, técnico de la obra. Es costumbre antigua en esta cristiana familia.

El de don Eliseo Ojeda Armas, en su domicilio, Rabadán, 8. merece asimismo los mayores elogios, ofreciendo la particularidad que tenía en uno de sus ángulos una perfecta reproducción de una ciudad egipcia a la que se veía llegar la Sagrada Familia en su huida a Egipto y animaba con música desde un antíguo gramófono a través de discos de vinilo de 78 revoluciones por minuto….

En cierta ocasión, el propio don Eliseo Ojeda nos dijo que trabajaba en su Nacimiento con plena pasión y sumo gusto en recuerdo a una hermana suya que había fallecido y que en su memoria realizaba la obra desde hacía muchos años… Recuerdo que gran parte de las figuras y casitas que había en él eran obra del propio don Eliseo señor Ojeda, muy perfecta, por cierto, y exenta en conjunto de anacronismos… Eran figuras encargadas y compradas en la Península, otras manufacturadas, en una obra que comenzaba cada año sobre finales del mes de junio.

Recordamos también el Nacimiento de la familia Alzola, en su domicilio de la Calle  Peregrina. Era un magnífico Nacimiento, con abundantes figuras muy hermosas y variadas. Este Belén resultaba más ingenuo que los anteriores, y quizá en ello estribaba el mayor encanto que producía al verlo y contemplarlo, porque –según nos describió e cierta ocasión don Sebastián Jiménez Sánchez- este detalle de la ingenuidad era algo inherente a la construcción de los Nacimientos, toda vez que ingenuos y sencillos fueron los pastores que acudieron los primeros a adorar al Niño Jesús. “Cabía, por tanto, ser sencillos y ofrecer un hermoso conjunto de la inmemorable escena”, nos puntualizaba don Chano Jiménez. Tal ocurría en el Belén de los señores Alzola y en el de la Catequesis de la parroquia de San Francisco, dirigida por el jesuita Padre Murugarri. Este Belén de la Catequesis fue sido realizado con gran acierto por doña Estrella Blanco y las señoritas Encarnación González, Rosario Guerra, Catalina Azopardo y María Ponce Blanco, con decorados originales de Santiago Santana, el celebrado decorador teatral. Perfecto, como todos los anteriores, constituye la demostración viva de lo que hemos dicho.

Prestigiosos tratadistas de los nacimientos de Las Palmas de Gran Canaria nos ponderan los de don Antonio González, don Rafael Bello, Lectoral don José Feo Ramos o don Alfonso Morales (en su casa de la calle Doctor Chil, esquina a Reloj).

Este pregonero que les habla no puede obviar, en manera alguna, los belenes que contempló en su infancia galdarense, como los de las hermanas Delgado, doña Margarita Pérez (que incluso confeccionaba figuras con verguillas y ella misma las vestía con delicados ropajes…), el de Juan Bosco Molina, el de las hermanas Ruiz….. Y en las Palmas de Gran Canaria los que montaban doña Amparo Montesdeoca en el amplio patio de su colegio Santa Teresita del Niño Jesús; o los de don José Espino Moreno, párroco de la Sagrada Familia en Alcaravaneras, que montaba y exhibía en un amplio local de la calle Italia esquina a León y Castillo, frente a la playa de las Alcaravaneras.... Y otros muchos y muchos nacimientos que permanecen en nuestra memoria y que sería prolijo enumerarlos… El Nacimiento se abría al público y se iluminaba el día de Nochebuena –con la cunita del Niño Jesús vacía- La cena familiar comenzaba sobre las diez de la noche; para acudir toda la familia a la celebración de la Misa del Gallo, a las 12 (entonces el ayuno eucarístico rera muy riguroso: a partir de las 12 de la noche hasta el momento de la comunión no se podía comer absolutamente nada; ni siquiera beber agua… Recuerdo la anécdota de mi inocencia infantil que no comprendía como a la hora y media o dos horas de cenar la cena de Nochebuena, podíamos comulgar….; lo que nos aclaró el bueno del hermano Muro, venerable lego del Corazón de María…..)

Los comienzos de los 60 del pasado siglo hubo una recesión… El cambio de costumbres propiciada por la irrupción del turismo, hizo cambiar la tradición. Irrumpió el árbol de Navidad…. Se perdió la tradición española –y, sobre todo, la tradición canaria…. del Nacimiento-… No obstante se mantuvieron algunos y surgieron otros con belleza de trascendencia mediática: (el Belén canario de San Gregorio de Telde –con 41 años de historia-, el de los Hermanos de San Juan de Dios, el Parque de San Telmo, el Belén de Hiperdino de Miller Bajo, en el que cada escena la inundan personajes enraizados en la más pura iconografía tradicional de los canarios, singularizada con la chispa artística de su autor, el prestigioso belenista José Manuel Gutiérrez  –por cierto, invito a todos que visiten el de este año. Se intensificó la representación, a manera de autos sacramentales, de Belenes Vivientes (La Cardonera de Veneguera, en el municipio de Mogán, redivivo y revivido, con el tesón y trabajo de sus vecinos, después del terrible incendio de hace dos veranos…; el de la villa de Agüimes, Gáldar –con los tradicionales autos de los Reyes Magos…-, últimamente el Belén de Arena en las Canteras, que ha tenido repercusión nacional e internacional, a través de su reproducción gráfica en portadas de revistas y periódicos….

Afortunadamente empieza a revivirse la costumbre del  nacimiento tradicional en las familias, asociaciones de vecinos, que aprovechan estos tiempos de Navidad para compartir una actividad diferente, como el de la asociación de vecinos Jesús de Nazaret de El Polvorín, cuyos trabajos de preparación comienza en el mes de junio…. ; o en el barrio de La Milagrosa, donde ya es famoso el de Lorenzo  Rodríguez que el pasado año montó un Nacimiento de 12 metros cuadrados de superficie en los bajos de su casa….

Una misión de renovada tradición que se debe, en encomiable labor desde hace más de tres años a la Asociación Regional de Belenistas Canarios San Juan de Dios, que ha propiciado que visitar los belenes en la capital grancanaria es "una costumbre que no desaparece con el paso del tiempo".

Pero no quiero terminar sin aludir al mensaje de los Obispos Españoles para esta Navidad, con el lema “Cualquier gesto pueda ayudar a hacer más visible el verdadero sentido de la Navidad”. Adornar las casas y balcones con símbolos cristianos y ser más solidarios, sobre todo ahora que la crisis ha dejado en el paro a cinco millones de españoles, son algunas de las iniciativas que, en medio de un ambiente «cada vez más pagano y consumista», proponen los prelados en sus cartas pastorales de las últimas semanas con motivo del inicio del Adviento. Quieren impulsar a los cristianos a manifestar que el tiempo de Navidad «es un momento para recordar y festejar el nacimiento del Niño Dios», que, con el paso de los años, la casi nula presencia de los típicos símbolos cristianos de la Navidad en las calles y edificios de las principales ciudades de nuestro país ha logrado ir adormeciendo el verdadero sentido de esta fiesta eminentemente religiosa y, sobre todo, en momentos en los que desde algunos sectores se a convertir a estos símbolos en la piedra de toque para la confrontación y el desgaste de la convivencia. En realidad, el relativismo se expresa en la nada, de la misma forma que el cristianismo se expresa en la cruz y en el belén. El gran engaño consiste en confundir el vacío interior con la neutralidad.

Pero no se trata sólo de la ausencia de los símbolos que forman parte también de la tradición y el acervo cultural de un país, sino de los valores que ellos representan. Los dos grandes signos del cristianismo son humildes y austeros: la Cruz y el Niño en un pesebre. ¡Qué lejos estamos de la simbología ampulosa y fascinante con la que se expresa la cultura secularizada y materialista!.

Es doloroso constatar que las situaciones de pobreza, de riesgo, de no respeto de los derechos van creciendo: el paro en Canarias en un elevadísimo porcentaje, la situación de tantos jóvenes de16 a18 años sin respuesta; la dificultad de hacer un proceso de autonomía real —por el piso, el  trabajo…—; el fracaso escolar; la rotura de tantas familias; los retos de los jóvenes inmigrantes, muchos sin futuro ni horizontes… En esta circunstancia de precariedad económica que estamos atravesando hay que centrarse en el mensaje que nos transmite la Sagrada Familia de Belén, desde el Nacimiento –una familia, Jesús, José y María, que también conoció circunstancias parecidas a las que hoy viven cientos de familias canarias- y dar un vuelco a nuestros corazones, desde la frialdad de nuestras mentes, para que nos fortalezcan en la caridad con todos aquellos que más necesitan de nuestra atención y generosidad.

Habrá que arreglar la casa, pensar en los menús de estos días, el ambiente llama  a consumir… Ajustemos nuestros gustos y deseos a los de la Persona de Jesús Niño, que nace humilde y pobre en una cueva de Belén y la noche del 25 de diciembre debe renacer en nuestros corazones. Se nos pueden haber llenado demasiado los armarios de ropa, las despensas rebosas de comidas, alimentos, bebidas y golosinas… Para recibir al Señor, no necesitamos tanto y Él andaba con lo puesto, y en esta Navidad de 2011 más de un 30 por ciento de los canarios pasan auténtica hambre y necesidad, y muchos de ellos sufren tristeza y soledad… Para cada uno de ellos también nació Jesús. ¡Que cada uno de nosotros reflexione y obre en consecuencia! ¡¡Feliz Navidad!!
            
Las Palmas de Gran Canaria 7 de diciembre de 2011

Antonio Cruz Domínguez







Papá Noel
El viejecito de ropas rojas y barba blanca que vemos en vísperas de Navidad en los shoppings de todo el mundo, se ha convertido en ícono cultural de la sociedad de consumo del tercer milenio. El sonriente personaje, que encanta a los niños, fue forjado a lo largo de los últimos diecisiete siglos, basado en la historia de un obispo que vivió en el siglo IV.
La ciudad de Mira, en el antiguo reino de Licia, actual territorio de Turquía, tuvo un prelado llamado Nicolás, célebre por la generosidad que mostró con los niños y con los pobres, y que fue perseguido y encarcelado por el emperador Diocleciano. Con la llegada de Constantino al trono de Bizancio —ciudad que con él se llamó Constantinopla—, Nicolás quedó en libertad y pudo participar en el Concilio de Nicea (325). A su muerte fue canonizado por la Iglesia católica con el nombre de san Nicolás.
Surgieron entonces innúmeras leyendas sobre milagros realizados por el santo en beneficio de los pobres y de los desamparados. Durante los primeros siglos después de su muerte, san Nicolás se tornó patrono de Rusia y de Grecia, así como de incontables sociedades benéficas y, también, de los niños, de las jóvenes solteras, de los marineros, de los mercaderes y de los prestamistas. Ya desde el siglo VI, se habían venido erigiendo numerosas iglesias dedicadas al santo, pero esta tendencia quedó interrumpida con la Reforma, cuando el culto a san Nicolás desapareció de toda la Europa protestante, excepto de Holanda, donde se lo llamaba Sinterklaas (una forma de san Nicolás en neerlandés).
En Holanda la leyenda de Sinterklaas se fusionó con antiguas historias nórdicas sobre un mítico mago que andaba en un trineo tirado por renos, que premiaba con regalos a los niños buenos y castigaba a los que se portaban mal.
En el siglo XI, mercaderes italianos que pasaban por Mira robaron reliquias de san Nicolás y las llevaron a Bari, con lo que esa ciudad italiana, donde el santo nunca había puesto los pies, se convirtió en centro de devoción y peregrinaje, al punto de que hoy es conocido como san Nicolás de Bari.
En el siglo XVII, emigrantes holandeses llevaron la tradición de Sinterklaas a los Estados Unidos, cuyos habitantes anglófonos adaptaron el nombre a Santa Claus, más fácil de pronunciar para ellos, y crearon una nueva leyenda, que acabó de cristalizar en el siglo XIX, sobre un anciano alegre y bonachón que en Navidad recorre el mundo en su trineo, distribuyendo regalos.
En los Estados Unidos, Santa Claus se convirtió rápidamente en símbolo de la Navidad, en estímulo de las fantasías infantiles y, sobre todo, en ícono del comercio de regalos navideños, que anualmente moviliza miles de millones de dólares.
Esta tradición no demoró en cruzar nuevamente el Atlántico, ahora remozada, y en extenderse hacia varios países europeos, en algunos de los cuales Santa Claus cambió otras vez de nombre. En el Reino Unido se le llamó Father Christmas (papá Navidad); en Francia fue traducido a Père Noël (con el mismo significado), nombre del cual los españoles tradujeron sólo la mitad, para adoptar Papá Noel, que se extendió rápidamente a América Latina.

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